CAPITULO V “EL MISTERIOSO CHICO DEL PIANO”

Hola!! Por fin podrán disfrutar del capítulo V, ya lo tenía listo desde el lunes pero no pude subirlo porque tuve exámenes, este capítulo me gusta mucho, creo que logré darle una sentir especial en la parte final, yo escogí la canción para el video, es tan armoniosa que te transporta automáticamente a esa escena, bueno, mejor léanlo espero lo disfruten tanto como yo al escribirlo.

La tarde era brumosa por la lluvia.

Akari veía desaparecer de prisa el verde paisaje de la carretera.

Las gotas de la lluvia chocaban como pequeñas piedras en el parabrisas del coche.

-Señorita, si sigue viendo la carretera, se mareará.

La chica no le tomó importancia al comentario de su acompañante, sólo recostó con desgano su cabeza en la ventanilla, y su mirada volvió a perderse en aquel paisaje que parecía difuminarse con la lluvia.

Su mente estaba en blanco; era como si estuviera dormida pero con los ojos abiertos…

…ella aún seguía en aquel momento cuando vio por última vez con vida a su abuela.

Conforme las horas pasaron, llegaron a un poblado que parecía estar abandonado.

Las calles estaban desiertas.

Las puertas y ventanas de las casas estaban totalmente apolilladas y llenas de telarañas.

Y la lluvia, contrastaba a la perfección con tan lúgubre y macabro ambiente.

De pronto, el coche se detuvo y el chofer le abrió la puerta.

Akari suspiró hondo, tomó la pequeña maleta que llevaba con ella y bajó.

Entre la tenue lluvia que aún caía, levantó la mirada…

…y distinguió la imponente mansión antigua que por dos años sería su único hogar.

Una joven sirvienta de aspecto jovial, le esperaba en la enorme puerta de cedro.

Akari subió las escalerillas para llegar a ella e inclinó su rostro.

-Soy Akari Daishi.

La sirvienta sólo se limitó a sonreírle y luego dirigió su mirada hacia el anillo que Akari aún llevaba puesto.

-Escóndelo, si lo ve la Directora, ten por seguro que te lo quitará para venderlo…

Nerviosamente la chica lo deslizó por su dedo y lo metió en su bolsillo.

-La Directora te quiere ver en este mismo instante, creo que ya has hablado antes con ella, así que mis advertencias sobre cómo comportarte en su presencia estarán de sobra… Vamos, te llevaré a su oficina, pero antes, te indicaré dónde puedes dejar tus cosas y ponerte el uniforme.

-Imagino que estás muy nerviosa por todo esto, pero no dejes que ella lo note; lo que más le gusta es intimidar y atemorizar a las personas, pero si te ve segura y firme, no pasará nada... Tú sólo tranquilízate, ¿de acuerdo?... Ahora ponte el uniforme… Puedes entrar en aquella habitación para cambiarte.

La chica se puso con desgano el uniforme. Su corazón latía a toda prisa; aunque quería tranquilizarse y actuar como si nada, no estaba segura de poder conseguirlo una vez que estuviera frente a frente con aquella terrible y maléfica mujer.

Tan pronto salió de la habitación, la sirvienta hizo que la siguiera por un largo pasillo de madera alumbrado con tenues luces semejantes al color del ámbar.

Akari venía tan ensimismada en sus pensamientos, que estuvo a punto de tropezarse.

-Perdón… no me di cuenta…

-No te preocupes. Después de esta puerta hay otro pasillo, me gustaría acompañarte pero acabo de recordar que la Directora me hizo un encargo y si se entera que no lo tengo listo, se va a enojar… Lo siento mucho, de verdad, pero tendrás que ir por tu cuenta…

-Ahora préstame atención. No se te vaya a ocurrir meterte a ninguna de las habitaciones. La puerta de su oficina es la quinta y antes de entrar, tendrás que tocar tres veces, o de lo contrario, tu bienvenida será toda una noche en el sótano… Es la primera vez que estás aquí, pero te acostumbrarás con el paso del tiempo a hacer las cosas tal y como ella las quiere…

-No se te vaya a olvidar todo lo que te dije, quizás para ti carezca de importancia, pero créeme que sólo basta que te castigue una vez, para no querer que vuelva a hacerlo nunca más…

-En fin, chiquilla, te deseo la mejor de las suertes, y si necesitas algo durante tu estancia, no dudes en pedírmelo, mi nombre es Fumi.

-Gracias…

-Bueno, ahora sí me voy o mañana seré mujer muerta.

Enseguida se alejó de ella con paso apresurado.

El viejo reloj de péndulo podía distinguirse desde el otro pasillo...

…eran exactamente las seis y media de la tarde.

Akari estaba a punto de tocar la puerta cuando…

…ésta se abrió repentinamente y la luz iluminó el rostro de la misma mujer que había hablado con ella el día anterior.

-Te estaba esperando, encanto… Pasa, pasa, que estás en tu casa…

Con cierta brusquedad la tomó del brazo y la metió a su despacho.

-Vamos, querida, te explicaré cómo funcionan las cosas aquí…

Akari la observaba tímidamente mientras la señora encendía un puro.

Solo bastó un par de segundos para que el olor del humo se adueñara del ambiente.

-El desayuno se sirve a las siete de la mañana, por lo que tendrás que levantarte a las cinco para arreglarte…enseguida vienen las clases que son de ocho a tres de la tarde.

El despacho de aquella mujer tenía un toque tétrico del siglo pasado…

…en especial, por la vitrina de cristal que tenía llena de muñecas de porcelana.

-La cena la tomamos a las siete en punto, luego si tienen tarea pendiente se les da un tiempo de más o menos dos horas porque exactamente a las nueve, las luces de los dormitorios son apagadas… ah… y también la calefacción

La temible mujer con el puro aún en la boca, rió entre dientes…

…y levantó algo negro de su silla y se lo colocó en el antebrazo.

Era un feo gato negro que ronroneaba de placer al sentir las rústicas manos de su ama.

La cara de la mujer volvió a dibujar una sonrisa malévola antes de tomar asiento.

-Entre ustedes, asquerosas huérfanas, tengo espías… Ellos me hacen saber todo lo que sucede, así que no te sorprendas si más de una vez eres castigada…

Akari se sobrecogió en lo más profundo, porque la impresión que le daba aquella mala mujer era la de una horrible bruja, sin embargo, trato de seguir el consejo de Fumi: mantenerse lo más tranquila posible.

-Disculpe, Directora, aún no me han dicho dónde será mi habitación…

La mujer soltó una risa burlona…

…y ensartó en sus largas uñas una docena de chocolates…

…y comenzó a degustarlos enfrente de la chica.

-Todas ustedes, asquerosas huérfanas, duermen en una sola habitación en el ático de mi mansión… Allá encontrarás una cama vacía… Ahora largo ya he hablado suficiente contigo…

Pero justo cuando la joven estaba por levantarse de su asiento, la mujer le sumergió sus largas uñas pintadas de rojo en su delicada piel.

-En diez minutos te quiero en el comedor… Todas aquellas que llegan cuando ya estoy sentada, son castigadas… Así que va de ti si quieres probar esta noche tu primer castigo.

Akari salió corriendo de aquel tenebroso lugar con el olor a tabaco aún en su nariz.

Pronto comenzó a buscar el ático, pero no sabía donde quedaba y tampoco había alguien para preguntarle, era como si todos hubieran sido absorbidos por la tierra, pues un silencio que parecía de muerte era lo que llenaba aquella antigua casa.

Hasta que al salir de un largo pasillo…

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VIDEO

CRÉDITOS

Escrito por: Ernesto Moré

Fotografía: Mónica (mi hermana)

Video: Mónica

Selección de Soundtrack: Ernesto Moré y Mónica

Vestuario: Ernesto Moré y Mónica

Ambientación: Mónica

Idea Original: Ernesto Moré